El declive del Brujo

A veces no basta con querer hacer las cosas bien. A veces es imposible acertar en todo y contentar a todos. Si Alistair había aprendido algo en todo el tiempo que llevaba con sus hermanos de manada, su segunda familia, que en realidad era la primera, se trataba de la fidelidad. No importa qué ocurra, cuál sea el peligro o la situación. Tu manada es tu familia, tu mundo, tu Gaia. Cuando una manada se rompe, todos sus integrantes se rompen por dentro, recibiendo una herida cuya cicatriz nunca termina de cerrarse.

Eso es lo que le ocurrió al Brujo de la Teluria cuando la Estirpe del Fenris fue disgregada y dos de sus miembros serían posiblemente expulsados de la tribu como Ronin. Tendría que elegir entre Juliet y Alex (aunque estuviese desaparecido), con los que se había criado, a los que había considerado partes de si mismo, y los compañeros más recientes, pero no por ello menos importantes. Sabía que Hela Compasiva y Fantasma Blanco podrían sobrevivir bien si él, sin su ayuda o consejo, pero los otros dos... nada se le ocurría peor que ser Ronin, que estar apartado de la manada y no poder correr y cazar con ella. Quizás sólo caer corrupto y ceder al enemigo, algo que de todas formas puede ocurrir con demasiada facilidad cuando eres un paria y ni Garou ni espíritus te reconocen.

Su elección estaba tomada pues. Ayudaría a los Ronin y compartiría su destino, intentando ayudarles en lo posible. Por desgracia, el Wyrm no descansa, y en los momentos de mayor debilidad es cuando hace sus mayores esfuerzos. Iban a cazar a Aaron. Y con la reciente maldición, desatada por el Anciano Cinco Lunas, todos los que formaban parte de la Estirpe del Fenris recibirían el mismo daño que cualquiera de sus integrantes. Alistair tomó su decisión y pidió ayuda a una Theurge (Godi) que aún tenía el favor del Fenris, la sueca Ingrid Senderos de Niffelheim. Le pidió que invocase al Fenris y que éste pusiera el precio para acabar con lamaldición, y que si se les cazaba como Ronin, ni Juliet, ni Alex, ni el nuevo, Dean, recibiesen perjuicio alguno.

El Fenris aceptó... y se llevó su brazo como pago.

El futuro de Alistair se presentaba oscuro, teñido por la tristeza y las pérdidas, pero había una luz al final del túnel, pues el Fenris no les había abandonado del todo.