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En los tramos perdidos

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Mensaje  Lazaro Mar Ago 02, 2011 6:21 pm

Hocico-de la-ciudad se desperto con el chasquido del metro, muy por encima de su cabeza. Sentia el cuerpo pesado, frio y todo le daba vueltas. La luz, la poca que existia a su alrededor provenia de pequeños hongos fluorescentes que crecian en las paredes.

Al intentar moverse sintio minusculos pinchazos por todo el cuerpo y en las plantas de los pies, desnudos como su cuerpo, cristales que alguien con mala intencion hbia dejado.

- Ya estas despierta – dijo una voz metalica, mientras pasaba al interior de su pequeña estancia redonda. Una figura flacucha y encorvada, que le miraba atentamente desde detrás de una mascara hecha con carne humana, sujeta a su cráneo por garfios incrustados, de los que ya no sentía ningún dolor.

A sus 27 años, ella solo había oído hablar de el, en las canciones mas asustadizas de los galliard, sobre el terror que provocaba incluso en los hijos del wyrm. Era el doctor loco entre los científicos, su mismo veneno, Rictus “Consumidor del Wyrm”



Hocico cerró los ojos e intentó controlar su cabeza, que el dolor que sentía en ella, desapareciera para poder pensar con cordura. Primero eso, luego... verificar parte a parte su cuerpo, viendo qué estaba roto o dónde tenía más contusiones.

Con su don para mitigarlo, el dolor desapareció rápidamente y la regeneración garou había hecho de las suyas, la muñeca ya estaba en su sitio y creía que el tobillo le respondería, mientras que el resto del cuerpo amoratado solo pasaría a mejor con el paso de los minutos.

Si seguía hablando, unos minutos serian suficiente para ganar en recuperarse. Aquello la tranquilizó y fue relajándose lentamente, paso a paso, pese a la aterradora presencia.

Aspiró profundamente y miró al frente. Miró al hombre que tenía ante ella... al garou y se lamió los labios, para darle algo de humedad, lo cual le faltaba. Acomodó la columna, recta y paseó la mirada alrededor, para ver qué oportunidades tenía. Si el metro estaba cerca, entonces podría haber una salida.

- Si, esta cerca – hablo, adivinando su mirada. - Incluso puedes irte – se hizo a un lado, dejando al descubierto el pasaje por el cual había entrado. Al moverse su chaqueta blanca ondeo mostrando la sangre seca adherida en sus extremos.

- Hocico, ¿donde esta ella? –


Ella tembló al tener la salida tan lista a sus pies... pero entonces, recordó los vidrios y volteó a mirarlos.

- No sé de quién me habla... –

- Esta feo mentir. Me dijiste que me acabarías de contar si te dejaba descansar. Te he dejado descansar dos horas... Así que ahora tengo derecho a mis respuestas o volveremos a la sala azul –

Una punzada de dolor recorrió su mente al oír las ultimas palabras... Dos perdiciones físicas, carne unida mediante punzadas de hilo, filamentos de plata, ojos llenos de rabia. Cuerdas, punzones, picas... tortura física y muchas preguntas... Una probeta con un extraño liquido verde siendo inyectado... ¿por donde?.

Algo dentro de ella había levantado un muro entre aquellos recuerdos, protegiéndola... el problema es que también había olvidado la mayor parte de lo que pasara entonces.

Tragó saliva y le miró largamente.

- No... no recuerdo – dijo - no recuerdo a quién se refiere...-

Y aunque lo recordara... no, no se lo diría, pero si por algún lado, de alguna forma, pudiera avisarles a quién buscaba.



Rictus negó con tristeza.

- Que perdida de tiempo – hablo despectivamente apretando la mano dentro de su bolsillo. Hocico sintio un pinchazo en su vientre, un dolor agudo que quemaba con toque helado.

- Vete, veamos si eres mas rápida que mi nuevo invento – sonrió, con malicia.

- Ahhhh – se arqueó ante el dolor mordiéndose la lengua... cómo podía ser que doliera si él... si él...

Rechinó los dientes e intentó pasar a lupus, su forma más rápida, más ágil, para avanzar a toda velocidad y... si podía... salir de ahí.

Ni siquiera intento detenerla. Mientras sus patas la llevaban lejos de allí, entre túneles oscuros y desconocidos... Su única compañía fue su risa maniaca.
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